lunes, 24 de noviembre de 2008

Antes de pensar en un buen título para este post quisiera empezar con el post mismo para no perder la noción de lo que escribo. En serio, no es agradable leer ideas a medias. Mucho menos agradable es leer mis posts tan escasos de ideas.

El chiste es que hace poco por casualidad mi hermana me hizo ver una película para señoras que no recuerdo cómo se llama pero trata de una escuincla de 13 años que tiene una vida tan mierda que desea tener 30 años. Y milagrosamente y desafiando a las teorías del tiempo y el espacio, en la siguiente escena ya tiene cumplido su deseo (puta, si eso se pudiera yo ya tendría la fortuna de carlos slim en mi cuenta bancaria y un ipod de un chingobyte).

El único pedo, porque siempre hay por lo menos uno, si no no habría trama, es que no se acuerda qué pasó en su vida por el lapso de 17 años (30-13=17). Y pues prácticamente el resto de la cinta transcurre con esta vieja que no me acuerdo cómo se llama pero tiene cara como de ardilla descubriendo quién es y todo el desmadre que conlleva la pérdida de la identidad.

No me pregunten en qué acaba la película porque tiene un final tan cucho que ni vale la pena mencionarlo.

El punto es que, personalmente me hizo recordar en algún momento de mi vida (de los 19 a los 21) no sé quién putas fui ni si realmente pasé por esa edad. No es un hueco tan cabrón al punto de no recordar a quiénes me tiré y a quienes no, ni si fui o no a tomarme la foto del IFE. Más bien es como cuando tienes recuerdos actuales gracias a lo que hiciste a determinada edad. Por ejemplo sé que tengo estudios de primaria porque recuerdo perfectamente el vals de fin de año de la escuela y cuando recibí mi certificado. Sé que puedo dibujar no tan mal porque en la secundaria me la pasaba haciéndolo (hasta dibujé de memoria la cara de la chava que me gustaba) y sé que estudié sistemas porque en este momento sé lo que es el código html, el ascii, el significado de www, etc. 

Pero realmente no tengo registros que me digan que una vez tuve 19, 20 y 21 años, o más bien que me indiquen que realmente los viví (porque no es lo mismo vivir que dejar pasar el tiempo mientras se respira-come-caga-mea-coje-duerme). No recuerdo haber apagado 19, 20 ni 21 velitas de ningún pastel, vaya ni siquiera 21 cerillos en un gansito. Es como si mi vida por momentos se transformara en una especie de queso gruyere (qué curioso, siempre pensé que se escribía con "ll") y los registros se hayan perdido dentro de sus agujeros. 

No es que quiera recuperarlos, ello implicaría un retroceso cronológico y por lo tanto, mental que rayaría en lo ridículo y patético. Sin embargo no deja de preocuparme el hecho de que, mientras la mayoría de la gente tiene muchas anécdotas de esa época en la que se supone fueron adultos jóvenes, yo realmente nunca me percaté de cuando comencé a ser uno, mucho menos cuando dejé de serlo.

Tal vez, ahora que ya noté la ausencia de esa época en mi vida, ésta se decida a aparecer de repente por ahí en algún rincón y yo, cansado y senil le diga "ah, conque ahí estabas" y probablemente por fin me decida a recuperarla, así me vuelva en un anciano ridículo y hasta patético de 19, 20 ó 21 años. 

Me faltó vivir, sí. Lo admito. Sin embargo no lo lamento, sólo me intriga ¿Dónde estaría yo en esos momentos? ¿Estaría solo? ¿Ebrio? ¿Inconsciente? ¿En coma? ¿Deseando tener 28 hasta que algún polvito mágico me cumplió el deseo?... No, no soy cocainómano... A menos que lo haya sido a los 19, 20 ó 21 años.

¿Y TÚ QUÉ TAN SEGUIDO VIVES?

PD: El título se me vino a la mente hasta que dejé de escribir, por eso lo puse al final