¿Cómo empiezo? ¿Con un saludo?
Quizás no baste, quizás no escuches.
Mis días... ¿Deveras quieres saber?
Has de saber que son un lastre.
Un sol ausente, apenado
huye de mis ojos con prisa
mas su luz lo delata.
Y lo vislumbro bajo el cielo naranja.
No conozco el azul.
Te lo llevaste bajo el brazo
ese día de tu partida.
No he dejado de espiar a ratos
detrás del cristal húmedo,
Y estiro las manos para tocar la lluvia
pero no cede, se burla.
Lo he roto a veces
pero siempre regresa.
Cuando me atan las manos
me conformo con ver mi rostro
reflejado en el vaho
distorsionado, irreal.
Es una procesión de los segundos,
los veo pasar indiferentes.
Día tras día. Ventanas cerradas.
Cerrojos de herrumbe. Cortinas de asbesto.
¿Te darás cuenta? Lo dudo.
¿Veré la luz? Lo ignoro.
He tenido que llamarle luz al vacío.
Porque a todo hay que darle nombre.
Mi soledad se llama Eternidad
y mis lágrimas Penitencia.
Así son mis días...
Imagínate mis noches...
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