sábado, 14 de marzo de 2009

Juego de Máscaras

Hoy andaba caminando por la calle y como no traía el mp3 (que en realidad es un mp4, pero lo uso para pura música) tuve chance de reflexionar sobre un tema que ya hace tiempo me venía merodeando la cabeza... No, no son los piojos.

Supongamos que cierta persona, hombre o mujer, anda en busca de su media naranja. Qué bonito, sale a fiestas, se ofrece para ir al super, sube sus fotos más sepsis al metroflog, fotolog y demás "ogs". En fin, que da inicio a una campaña proselitista que ya quisieran los partidos políticos para recuperar su credibilidad. Se descuelga por todos los lugares donde transiten posibles presas, digo prospectos.

Y bueno, ya sabemos lo que suelen poner para describir sus fotos: que son alegres, buena onda, romántic@s, sincer@s y demás cualidades que casi casi parecen haberles insertado genéticamente como parte de un experimento militar para crear a la pareja perfecta.

Pero yo me pregunto:

¿Y en qué momento empiezan a hablar de sus defectos?

Obvia y comúnmente nadie pone en su anuncio o página personal que no se corta las uñas de los pies, que deja los calzones en la llave de la regadera, que come con la boca abierta, que le cagan los niños, que aunque sólo unos pocos lo admiten, la mayoría busca sexo aunque para eso tengan que hablarle de amor a medio ciber mundo. Y pues uno entiende que en pro del buen progreso de una relación en potencia se quiere mostrar la mejor cara, la mejor actitud y las mejores costumbres. Se beben la sopa en silencio pero por dentro se mueren por aventar a la chingada la cuchara y empinarse el plato al más puro y refinado estilo pozolero. O a ver, díganme que me equivoco si no han conocido a alguien (o ustedes mismos incluso) que haya reprimido su deseo de tirarse un monumental, sabroso y liberador pedo en la sala de una casa ajena. Hay quienes hacen de las flatulencias su sello distintivo, su modo de hacerse notar y aún así prefieren un ataque de cólicos de dos horas antes que perder el control de la situación mientras dice "Señor, con todo el respeto que usted me merece, quisiera pedirle permiso de invitar a salir a su hija" ¿Notan ustedes el mensaje entre líneas? "Me quiero coger a su hija pero antes quiero asegurarme de que no la va a hacer de pedo porque antes le pedí permiso".

Aquí es donde surge la segunda pregunta:

¿No sería mejor llevarse una mala primer impresión de la gente que conocemos?

Ok, ya sé que suena muy extremista pero hay que pensar en todos los hipócritas, pervertidos, violadores, psicópatas, celosos enfermizos, manipuladores, gays en busca de recuperar su hombría o incluso fresones hijitos de mami que buscan acostarse con el mayor número posible de mujeres porque pueden hacerlo. No por nada se inventó el dicho "Caras vemos, perversiones no sabemos".

Hace unos días La Rebelde me comentaba (¿Pensaban que no existía de verdad? ¡Sorpresa!) de cierto tipo que se le acercó a ella con la "sana intención de trabar amistad". Y aunque por todos los poros le destilaban las ganas de tirársela, le lanzó el rollo del hombre de buenos sentimientos sin una pizca de malicia y que sólo se conformaba con un besito porque eso era algo súper dúper lindísimo, no así en el caso del mundano y asqueroso sexo sin compromiso.

Naturalmente a ella le caga la gente así, pero hay quienes piden a gritos que les mientan con tal de sentir la satisfacción de que en realidad se las están aflojando al hombre de su vida aunque lo hayan conocido un par de horas atrás digamos en un baile de la arrodadora... Qué asco.

Si uno llegara desde un principio diciendo quizás algo como "¿sabes qué? La neta estás buenísima y no tengo intenciones de ser tu novio mucho menos el padre de tus hijos, pero la neta cojo bien rico y por ser la primera vez, yo pago el hotel ¿qué dices?" O supongamos que la rebelde le dice a un señorito "No mames wey, la neta no creo que la tengas tan grande y bailas de la verch, aparte no me voy a reír de tus chistes para quedar bien, pero ahorita ando ganosa y no hay nadie cerca más que tú ¿Te animas?"

¿A poco no sería mejor evitar tantas pinches reglas de etiqueta al menos para mostrarnos a la gente tal como somos? ¿Acaso soy el único que se caga en el manual de Carreño? ¿Por qué hacerle caso a las reglas de un cabrón que se murió en el Siglo XVIII? En fin, no estoy diciendo que nos quitemos los zapatos y subamos los pies a la mesa del vecino que nos invitó a comer. No señor, eso es asqueroso. Sólo digo que el mundo merece conocernos tal y como somos, que si nos gusta expulsar las flemas en la calle, se lo advirtamos a nuestra prospecta antes de que ella se entere el día que presencie ese viscoso ritual con sus propios ojos, sí, esos ojos que gustan de ver películas pornográficas en lugar de las que la obligamos a ver pensando que es "fans" de Johnny Depp. Es decir, si desde un principio hablamos de las cosas malas o poco usuales en nuestra vida y comportamiento, nuestra pareja sabría desde un principio en qué momento evitarlos o pedirnos, ahora sí, de la manera más correcta y amable que no hagamos tal o cual cosa frente a ellas.

¿Para qué fingir que nos gustan las camisas poco masculinas que nos regalan? Si desde un principio dijéramos que por ejemplo nos caga que nos regalen ropa, miles de niñas en este país o en el mundo entero sabrían que los hombres no somos la versión tamaño real de esos monitos recortables cuya ropa por cierto también recortable, parece diseñada por la jitomata y la perejila. El cólon de millones de hombres gozaría de excelente salud al no tener que avisar que vamos a salir un momento a tirarnos unos cuantos gases y no a llamar por celular a otra mujer. Señoras y señoritas, no saben el martirio que implica tragarse un impulso fisiológico por la trastienda. El parto es un picnic en el parque comparado con tal proeza.

Cabe mencionar que tuve un buen inicio en esto de las confesiones hace unas noches platicando con la Señorita Pelo. Pero eso, como dije, es sólo el principio.

Si todos nos quitáramos la máscara a la hora de las presentaciones, si fuésemos sinceros antes de dar el siguiente paso, sacrificando unos pocos éxitos en pro de una mejor relación. Neta que el mundo se vería muy diferente.

Y si todo lo anterior no te convence, déjame decirte una última cosa:

"Si conozco tu peor cara en la primera impresión, cuando me muestres la mejor el gusto será doble".

Me largo.

2 comentarios:

D dijo...

jajaja que buen post te aventaste....
eso de "No me creo que la tengas tan grande y bailas de la verga...." estuvo genial.!!!!!!!!! jajaajj Por que usualmente, eso está en tu caabeza! pero lo transformas en una sonrisa cínica y un comentario que le infle el ego para que al final de de un rato lo tengas seguro en tu bolsa y te lo lleves a quitarte las ganas...

Anónimo dijo...

Jajajaja...
chale contigo...o conmigo? =S
mejor sin detaies...
escribe maaaaaas!!!...