Si pensaron que la respuesta son tres mujeres desnudas en mi cama... Podría ser pero en esta ocasión, no.
Normalmente me considero una persona apacible y considerada. Incluso podría decirse que en general soy poco exigente con las cosas que mejoran mi vida. Sin embargo a la hora de dormir, la cosa cambia. Para empezar, exijo que la luz sea de muy tenue a nula por completo. Será porque nunca tuve una lamparita de noche cuando era niño, o por algún trauma superado, el caso es que duermo mejor mientras menos luz haya. Tan es así que a los 11 años solía tapar con cobijas gruesas todas y cada una de las ventanas y/o aberturas de la parte de la casa en la que yo dormía.
Segundo, si no estoy extremadamente cansado o aburrido (o ambos) prefiero dormir con silencio total. Me agradan aquellas veces en las que me acuesto y casi puedo escuchar los latidos de mi corazón. Si hay demasiado ruido, los ronquidos de alguien, la fiesta de algún vecino, o una habitación junto a una carretera, etc., procuro tener música de mi agrado a la mano (¡Es todo un orgásmo onírico que Sharon Den Adel te arrulle!).
Y si por alguna razón no tengo nada que amortigue el ruido exterior, termino por recuperar algo de mi personalidad apacible y poco a poco mi cerebro va convirtiendo el barullo en silencio. No sé cómo y nunca me he preguntado por qué, pero así pasa. Al grado de que he podido dormir sin problemas en los lugares más insólitos(*).
Sin embargo, desde el inicio de mi adolescencia y hasta la fecha, ha habido algo con lo que mis tímpanos nunca han podido lidiar. Algo que me ha hecho quedarme despierto la mitad de la madrugada y revisar cada rincón y grieta de las paredes hasta dar con el culpable. Se mueven rápido. A veces mucho más que yo y más si los ando persiguiendo a las 3am cuando ya mi sentido de la orientación no es el mismo.
Odio a los grillos y sus chirridos...
Ando detrás de ellos. Ya maté 4 y sigo escuchándolos. No me importa que mi admirado Juan Rulfo afirme que hacen ese ruido para apagar las voces de las ánimas en pena. Prefiero escuchar "aaay mis hijos" todo el tiempo que crisparme los nervios con esos pinches congéneres de Cri-Cri (cuyas canciones por cierto siempre me parecieron estúpidas y de mal gusto. No me gustaban ni de niño).
Son las 2:07 am y parece que por fin acabé con los que estaban dentro de la casa. Ahora se oyen sólo los que están afuera. Definitivamente tengo que contratar a un buen fumigador... O comprarme un buen par de audífonos. Me voy para aprovechar lo que queda de la noche.
¡Sharon! Ai te voooooyyyy...
(*)Adjunto lista de lugares inusuales en los que he dormido (toda una noche):
- El interior de un carrito de esos que usan para vender tacos en las esquinas.
- En la caja de un camión cargado de losas de mármol y al aire libre.
- En el patio de una iglesia.
- A orillas de un camino de terracería dentro de un terreno de cultivo.
- En la azotea de mi casa.
- Vehículos varios.
- A la orilla de un río.
3 comentarios:
dentro de un carrito de tacos jajajajajajaja.
Pues a mi me guista que este medio oscuro pero no totalmente, que haya luz muy tenue.
Y me gusta dormir con ruidos, los de la calle y si el ambiente esta muy silenciosos duermo con la tele encendida.
Mi sueño pocas veces es profundo me despierto al menor ruido extraño, si ya se que duermo con ruidos pero si alguien abriera la puerta de mi habitacion me despertaria y me despierto tambien al menor movimiento, por eso no puedo dormir con otra persona.
jaajaj
antes a lado de mi casa habia un gran monte por supuesto con sus respectivas alimañas (serpientes iguanos bichos raros sapos y miles y miles de grillos)
Tal vez por eso su sonido se pierde.. de hecho a veces es extraño que no esten.
Ya no es un monte, es una super avenida y un edificio gubernamental, pero aun asi, se escuchan.
jajajaja que cagado
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